La chispa de la locura
El mundo gira y no se detiene, la vida avanza y cambia, para bien o para mal. Creo que lo más importante es disfrutar lo que se hace. La vida es un riesgo, no sabemos cuándo puede ser nuestro final.
Me cansé de sentirme atrapada en una pequeña caja, construida solo en mi mente. Puede que haya perdido la razón, o tal vez haya dejado de tener miedo. Debido a motivos personales un poco complicados de explicar, tomé una decisión: hacer un experimento pequeño, pero que en pocos días mostró resultados favorables. Fue ahí cuando decidí dar el siguiente paso y arriesgarme aún más. Un riesgo muy alto, que no aconsejo a nadie, pero que sentí que tenía que tomar debido a mi situación.
Vivir sin trabajar
Mi pequeño experimento comenzó con 22 pesos invertidos en criptomonedas, que en menos de 15 días se convirtieron en 28. No tuve que hacer nada, solo ver cómo los números cambiaban. Fue en ese momento cuando algo cambió en mí, porque nadie en su sano juicio haría tal cosa.
Mi situación actual no es fácil. No tengo ingresos estables ni un trabajo formal, y eso ha generado cierto estrés en mi vida. Pero también me di cuenta de que vivir siempre bajo presión no tiene sentido para mí.
Cuando pienso en "vivir sin trabajar", no me refiero a no hacer nada en absoluto. Más bien, me refiero a no estar atrapada en un ciclo de trabajo que no me llena. Creo que cuando se hacen las cosas que uno ama, la idea de "trabajo" desaparece.
El experimento inicial: 22 pesos y una revelación
Volviendo a los 22 pesos, tengo una cuenta en una aplicación que me ofrece una línea de crédito considerable, mucho mayor de lo que podría pagar con mi capacidad actual. Por esta razón, siempre evitaba pedir préstamos grandes. Sin embargo, al ver el éxito de mi pequeño experimento, tomé una decisión arriesgada: pedí un tercio de mi crédito e invertí ese dinero en criptomonedas.
Sé que mi conocimiento del mercado es bastante limitado, pero las criptomonedas tienen un gran potencial. Vi cómo subían y bajaban, y algo en mi intuición me decía que valía la pena arriesgarme. Claro, todo esto es muy volátil, pero como dicen, quien no arriesga no gana. Sin embargo, debo ser consciente de que este es un camino incierto, y me preparo para cualquier eventualidad.
La gran apuesta: Un salto al vacío
Si todo me sale bien, en un plazo de tres meses habré convertido mi préstamo en dinero propio. Y si te preguntas cómo voy a pagar el préstamo, lo haré con las mismas ganancias que obtenga de la inversión. Si las criptomonedas no sufren una caída estrepitosa (lo que siempre puede pasar), pagaré la primera mensualidad con las ganancias, mientras el resto sigue trabajando para crecer.
Mientras tanto, algunos conocidos me recomiendan buscar un trabajo para tener un respaldo real. Aunque estoy considerando algunas opciones, sigo tomando medidas para asegurarme de cubrir mis gastos diarios mientras sigo apostando por este experimento.
Entre la intuición y el riesgo
Puede que esta sea la mayor locura que haya cometido. Aún no sé si terminaré en un camino de éxito o de desastre. Solo el tiempo lo dirá, pero de alguna manera, me siento libre. Este riesgo es parte del proceso, y aunque la incertidumbre está presente, tengo la motivación de seguir adelante. Si esto no funciona, al menos habré aprendido algo importante en el camino.
El futuro incierto, pero emocionante
Nota importante: Compré criptomonedas en una semana en la que estaban al alza. Esta semana han comenzado a bajar, pero se espera que vuelvan a subir.
Así que, aquí estoy, apostando a que este viaje tendrá un buen desenlace. ¿Será este el futuro que muchos predicen para las criptomonedas? O tal vez aprenderé de la forma más difícil que no todo lo que sube necesariamente se mantiene. Sea como sea, esta es la decisión que tomé, y lo que venga, será parte de la experiencia.